Para ti Rom

Your dying Heart by Adrian von Ziegler on Grooveshark

martes, 31 de enero de 2012

Amiano Marcelino, historiador romano.

Amiamo Marcelino

Son seres, imberbes, musculosos, salvajes, extraordinariamente resistentes al frío, al hambre y a la sed, desfigurados por los ritos de deformación craneana y de circuncisión que practicaban, e ignorantes del fuego, de la cocina y de la vivienda.

(Amiano Marcelino, historiador romano)

Imaginad que estáis viviendo a comienzos del siglo V d.C. Cerrad un momento los ojos e intentad que vuestra mente os deposite a las afueras de la capital del imperio más grande de la antigüedad. Con los ojos del corazón mirad a vuestro alrededor, Roma ya no es la que era, no es el sueño de gloria que conquistaba el mundo al paso de las sandalias de sus aguerridos legionarios. Su nombre ya no es el terror de las demás poblaciones del orbe, sino solamente el susurro de una edad de oro ya perdida. Ya todo es decadencia, y el romano solo espera el toque de gracia que le haga caer en el olvido. Pero… seguid indagando en vuestra imaginación y situaros frente a una hoguera fuera de las murallas de la ciudad, murallas ya no tan fuertes sino carcomidas por la hiedra y el desenfreno de una pesadilla. Allí junto al fuego se arremolinan los ciudadanos que huyen de la capital, y amedrentados se reúnen unos junto a otros buscando compañía y seguridad. No quieren volver la vista atrás pues saben que un eco de terror está a punto de llegar del Este.

Inicio del ensayo Atila y los Hunos, de Ana Martos, editado por Nowtilus

Que mejor descripción que la de Ana en este inicio de su libro para expresar el sentir de una época que gracias a este gran historiador nos ha llegado hasta nuestros dias, para asi poder comprender la decadencia de uno de los imperios más grandes que existieron en nuestro mundo.


 
El historiador Arniano Marcelino ocupa con su figura la se-gunda mitad del siglo IV d. J. C., ya que vivió aproximadamente entre los años 332 y 398, época en que se manifiesta de una manera clara la progresiva decadencia del Imperio, sobre todo a causa de un continuo y agigantado derrumbamiento de las instituciones internas romanas.
 
Arniano Marcelino, natural de Antioquía en Siria, de cultura griega por tanto, historiador de un emperador principalmente, Julíano, griego en sus gustos y deseos, escogió como medio de expresión el latín.
Calificándose a sí mismo de "Miles Quondam et Graecus" acotando el modelo de su visión histórica.

Amiano Marcelino basa su descripción histórica en dos elementos fundamentales: 
por una parte, la corroboración de los hechos con su presencia en los mismos, es decir, su propio conocimiento de los hechos adquirido in situ.
Y por otra, las opiniones de las personas implicadas en los acontecimientos, madurado todo ello con un profundo examen
 
Alaba además la concisión que prescinde de lo superfluo, aunque sin perder nada de lo sustancial en el conocimiento delos hechos es decir, poco importa que la narración se halle desprovista de todo adorno ficticio con tal de que encuentre un sólido apoyo en testimonios auténticos y en pruebas irrefutables.

En la narración histórica de Amiano se advierten estas 1íneas principales:
 
a) Universalidad del proceso histórico que, afirmada ya por Polibio, tiende a expresarse por la identificación del acontecer histórico con el desarrollo del Estado universal romano.

b) Acción de causas trascendentales y, por tanto, superiores a la razón y voluntad humanas, como son el fatum y la Fortuna.
 
c) Tendencia a concebir la historia de una manera organizada, como un todo.

Antioquia Siria

El significado de la obra del historiador Amiano Marcelino estriba primordialmente en que sabe reflejar,de una manera casi perfecta, la crisis y decadencia acelerada del Imperio romano. Aunque sus alusiones a la situación económica en esta época no son muy abundantes ni explícitas, el aspecto social de la crisis aparece, sin embargo, claramente descrito.

Amiano Marcelino,  escribió la última de las grandes "historias del imperio romano": las "Res Gestae", En ella analiza la historia de Roma entre los años 96 y 378 D.C, pero los trece primeros libros se han perdido, de modo que sólo tenemos el relato de los años 353-378. Amiano Marcelino es un autor bastante preocupado con los problemas que el imperio experimenta en su época, y entre ellos el de la amenaza bárbara, no sólo por el peligro que suponían los feroces pueblos que vivían allende las fronteras del estado romano, sino también por la progresiva barbarización de la vida romana, sobre todo en lo que al ejército se refiere. En ese sentido, Amino es un literato tremedamente hostil al bárbaro, al cual tipifica como el enemigo por antonomasia de la civilización grecolatina, ser aberrante y destructor, polo opuesto de las virtudes del hombre mediterráneo, en la más pura línea de la etnografía clásica. 
 
 
Así, no son pocos los consejos que el escritor Sirio ofrece para que se rechace a las "Externae Gentes", proponiendo métodos que van desde la marginación hasta el exterminio. Sin embargo, una atenta lectura de la obra de Amiano descubre importantes contradicciones en su descripción de los bárbaros, sobre todo si se compara con otras fuentes literarias, ya de la época, y anteriores al antioqueño, y sobre todo si se contrasta con el registro arqueológico, entronces obtenemos una visión del bárbaro totalmente distitna a la que percibimos en las Res Geste: los pueblos extraliminares no carecían de cierto grado de desarrollo y cierta complejidad política, no resultaban tan extraños al imperio romano, puesto que llevaban siglos conviviendo con él como vecinos y, sobre todo, no manifiestan una voluntad de acabar con Roma, sino mas bien lo contrario, es decir, adoptar los usos y costumbres Romanos para integrarse dentro del poderoso estado mediteráneo.

Amiano asistió a sucesos cruciales de los que no podía intuir las consecuencias. Su vida transcurrió en el frente, con las legiones alpinas, en la Galia, en la Germania, en Mesopotamia. Vio cómo los godos cruzaban el Danubio en el año 376, aunque no podía sospechar que ese sería nuestro icono del hundimiento, caballos con el belfo espumeante, montados por jinetes de aspecto bestial, a cuyo paso se desmayan las doncellas romanas apenas vestidas con túnicas transparentes. 
 
Amiano vio sucederse los penúltimos emperadores, Constancio II, Juliano, Joviano, Valentiniano, Valente, el usurpador Procopio. Un declive acelerado del poder en manos de sujetos cada vez más estúpidos y sanguinarios asesorados por orates, usureros y sayones, que aún duraría medio siglo. La población era codiciosa, ignorante, haragana. Fueron barridos. 
 
A titulo personal pienso que habría que leer a Amiano en los colegios.
 
Como apoyo a la docencia, aquí os pongo este enlace a la Res Gestae en Latín.


“Y es que sabían (refiriéndose a los barbaros) que uno de sus soldados a caballo, por hábil que fuera, cuando se enfrentara a uno de nuestros clibanarios, como tenía que sujetar las riendas y el escudo y, además, manejar la lanza con una sola mano, no podía herir a un soldado cubierto con armadura de hierro. Y, en cambio, un soldado a pie, en el fragor del combate, como tendemos a preocuparnos tan solo de aquello que está ocurriendo, deslizándose por el suelo a escondidas, puede atravesar el vientre del caballo y hacer caer al jinete sin que éste pueda evitarlo, matándole así sin mayores problemas”

Amiano Marcelino, libro XVI

Estas líneas sacadas de Amiano Marcelino, libro XVI, nos ilustra un método usado por los soldados romano en el campo de batalla y, que muy posiblemente este grabado en las imágenes de esta moneda


Ceca de Constantinopla. Fuente:


 A la manera bárbara, clavan una espada en el suelo y la veneran como a su dios guerrero.

Así describe el autor latino la tradición de alanos y godos, quienes veían o encontraban su espiritualidad guerrera por medio de la iconografía de una espada clavada en el suelo.

 
Esto que os pongo a continuación es un regalito para los amigos de "Ocaso de Occidente" extraido de los mitos y leyendas de la vieja Hispania. Es un ritual visigodo, en el cual se hacia un juramento hacia la espada.

(..) Sacaron las espadas, que ellos veneran como divinas y juraron que iban a ser leales a la palabra (..). Juramento de Vitrodoro
 
JURAMENTO DE LA ESPADA

Con trabajo me sacaron desta tierra
Que tu pisas muchas veces, sin pensar
Siendo solo vil metal de puro hierro
Por el fuego me vinieron a crear

Fuertes manos con destreza me forjaron
Un martillo mis entrañas golpeó
Diez mil golpes en mi alma cincelaron
La dureza de mi hoja con teson

Ya se que un noble ideal llena tu pecho
Pues contra el mal me has traido a la guerra
De enemigos tienes poblada tu tierra
Defenderte con nobleza es tu derecho

Mas ahora que me empuñas con tu diestra
¡Marte , Ares y Neton! Son mis testigos
De que no permitiré deshonra alguna
Si tu estas presto por batir al enemigo

Pero antes de la lucha, aquí recuerda
Que no fui para cobardes forjada
Sangre te he de dar de tu enemigo
Ni un paso atrás daré desenvainada

¡Cógeme con fuerza y alza mi acero en el alto cielo!
¡Enerva tu gesto y presta oídos al juramento!

¡Yo humilde espada de guerra
Dioses del cielo os invoco!

¡Latid con fuerza en el pecho
Deste valiente esforzado!
¡Venid para ser su escudo
Y llenar de valor su brazo!
¡Pues jura por el mi acero
Servir como buen soldado!

Jura cuidar de su estirpe
Jura proteger su patria
Jura defender su tierra
Jura morir si es preciso
Por salvar esto que ama

¡Hijo de Iberia te llamo…!
¡Guerrero hispano , te reto…!
Empuña mi acero gastado
En mil batallas curtido
Y grita conmigo , sin miedo
SI JURO , SI JURO , SI JURO ,SI JURO

Extraido del saber popular de los Castros Leoneses.

Castro de Arrebalde en Zamora lugar telúrico y mágico.

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